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Sábado, 01 de Agosto, 2020 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
BAUTIZADO: TÚ eres ISAAC, CARNE (sin pecado): Honrando su nombre infinitamente, por dulzuras, poderes y riquezas cotidianas:
En el principio, cuando nuestro Padre celestial creaba los cielos y la tierra, entonces, Él lo hizo para darle vida a su Hijo, Adán, porque Él estaba dispuesto a poblar su nuevo reino con sus hijos nacidos en la tierra, para amar, servir y adorar su
santo nombre fuegos, que habÃa sido desafiado por Lucifer y una tercera parte de las huestes angelicales. Realmente, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo inmolado en el cielo, como su Cordero, para crear la tierra junto con sus hijos, que
nacerÃan: amándolo, sirviéndolo y adorándolo a Él junto con su santo nombre fuegos: porque solamente Él serÃa el Templo y Dios en ellos, bendiciéndolos como sus hijos en vida y hasta que ellos obtengan riquezas jamás vistas por huestes
angelicales.
Sin embargo, el principal enemigo de nuestro Padre celestial, Lucifer, estaba listo para atacarlo a Él, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo junto con las
huestes angelicales y sus hijos, que iban a nacer de su imagen, amando, sirviendo y glorificando
su santo nombre sobre el monte santo del SEÑOR, desde donde él, Lucifer, y sus ángeles caÃdos fueron expulsados de él, para siempre. Por consiguiente, nuestro Padre celestial habÃa creado la tierra para que sea tan santa y dulce como su gloria
celestial junto La Nueva Jerusalén del cielo arriba, porque Él iba a tener a su santo nombre fuegos: amado, servido y alabado por nuevos poderes, que las huestes angelicales habÃan fallado en conocerlos, porque estos son poderes asombrosos, que ú
nicamente existen en su corazón santÃsimo.
Ya que, nuestro Padre celestial iba a tener a su familia divina, que es su Hijo
Jesucristo y su EspÃritu y, ahora, Adán y luego Eva dando a luz a sus hijos, que poblarÃan la tierra entera, y por ellos, Él iba a tener a sus nuevos ángeles santÃsimos,
que Él necesitaba reemplazarlos con los perdidos a la mentira y rebelión de Lucifer. Realmente, Lucifer tenia que acercarse a Adán, engañándolo, asà como él habÃa tenido que engañar a las huestes angelicales, creyendo en él,
y esto es, que él
podÃa exaltar su nombre inicuo sobre nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu en el cielo y en la Creación, por ende, él tenia que derrotar lo que nuestro Padre celestial empezaba con Adán.
Lo que Lucifer falló en conocer, fue que él estaba luchando en contra del corazón de nuestro Padre celestial llenó de su amor asombroso por sus hijos, porque fue de él, en donde Él soñó tenerlos a ellos nacidos de su imagen en
la tierra: amando,
sirviendo y alabando su santo nombre fuegos con riquezas mayores jamás tocadas
por el pecado en la eternidad. Por consiguiente, Adán fue muy sabio para Lucifer y para sus ángeles caÃdos, entonces, fue imposible acercarse a él ni
menos engañarlo, asÃ
como él habÃa engañado un tercio de las huestes angelicales, que creyeron que él podÃa exaltar su nombre inicuo sobre nuestro Padre celestial y, además, tomar control del reino angelical junto con su nuevo reino venidero también.
Adán entendiendo que, los intentos de Lucifer para acercarse a Adán con sus huestes angelicales fueron inútiles e imposibles, pero, nuestro Padre celestial le habÃa dado vida a su compañera, que fue la mujer, Eva, nacida de
su quinta costilla junto
con sus hijos para que ellos vivan en las generaciones venideras, que Lucifer vio la oportunidad para acercarse a Adán, engañándolo con mentiras. Además,
Lucifer entendió, que Eva era el lado débil de Adán, más él decidió no acercarse a ella,
porque él sabÃa que sufrirÃa otra disolución, más bien, él hizo que la serpiente fuese su amiga, y asÃ, por la serpiente engañarla y seguidamente a Adán también junto con los hijos por nacer en futuras generaciones, sirviéndole a él asÃ,
como sus ángeles caÃdos.
Verdaderamente, Lucifer necesitaba apoyo de los ángeles caÃdos, pero también
de los hijos de nuestro Padre celestial, naciendo de su imagen para que sean su
semejanza en su nueva tierra, llenándola de glorias interminables, y asÃ, él
tenga poderes
reales, desafiando a nuestro Padre celestial y a su Hijo amado: pero él estaba
equivocado, porque no existen tales poderes para desafiar al Padre. Ciertamente, Lucifer hizo que la serpiente fuese la mejor amiga de Eva en el paraÃso, hablándole siempre
a ella del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, y asÃ, ella le dé finalmente a Adán a comer junto con sus hijos, haciendo que ellos se tornen hacia el lado de Lucifer, sirviéndole siempre en pecado y en rebelión
continuamente.
Además, Lucifer estaba hambriento por poder, que él obtendrÃa de nuestro Padre celestial, porque Él siempre ha sido la fuente de toda bendición, riquezas y vida eterna para sus huestes angelicales y, ahora, para Adán y Eva junto con sus hijos de
generaciones venideras, y asÃ, él, de algún modo, conquistar el reino angelical para promover su voluntad malvada aún mucho más que antes. Realmente, aquà es cuando, Adán y Eva comieron del fruto prohibido, que nuestro Padre celestial les habÃa
avisado de jamás comerlo, porque comiéndolo, entonces, ellos cesarÃan de vivir con su naturaleza divina, que es su vida eterna junto con todas las riquezas de la gloria angelical que les pertenecen a ellos gozarlos por una eternidad entera, si sólo,
ellos se mantienen fieles a Él.
Ciertamente, este es el dÃa, que Adán y Eva junto con sus hijos no solamente comieron del fruto prohibido, que tuvieron que ser removidos de las riquezas cotidianas de la vida eterna del reino angelical, como el paraÃso y la tierra,
su nueva creación,
pero igualmente, ellos descendieron para morir en la región de los perdidos y
maldecidos en la carne pecadora. Legalmente, ellos ya no eran considerados el Templo de su santo nombre fuegos, que al nacer recibieron de la imagen de nuestro Padre
celestial para vivir conforme a semejanza de su Hijo Jesucristo, que es la carne sagrada, el Templo, y lleno de vida eterna del EspÃritu Santo, conociendo únicamente de sus bondades cotidianas, fluyendo hacia ellos por una
eternidad, empezando en el
paraÃso.
Verdaderamente, cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido, entonces, ellos empezaron a morir lentamente, porque la naturaleza divina de nuestro Padre celestial falla en vivir en ellos, como resultado, ellos estaban sin el Templo del SEÑOR para
amar, servir y alabar su santo nombre fuegos sobre el monte Sion, y asÃ, ellos
vivan junto con sus hijos una vida enriquecida en la tierra. Entendiendo que, al Adán y Eva comer del fruto prohibido, entonces, ellos tuvieron que abandonar el reino de
nuestro Padre celestial de bendiciones cotidianas y de riquezas interminables para vivir en el reino de tinieblas de Lucifer, que es el pecado, enfermedades,
conflictos, pobreza y muerte, sirviendo asà al mal cada dÃa en la tierra y hasta que
finalmente mueran sin ver vida nuevamente.
Aquà es cuando: Adán y Eva junto con sus hijos cesaron de ser el Templo, la carne sagrada, con ellos para amar, servir y alabar su santo nombre fuegos ante
nuestro Padre celestial y su altar del monte santo de Jerusalén, en donde Él habÃa soñado
siempre establecer su dulce hogar, honrando su santo nombre para siempre eventualmente con todos sus hijos. Ya que, el cuerpo de Adán y Eva junto con los hijos es alimentando por el fruto prohibido, haciendo que ellos reciban cada pecado de Lucifer y de
sus ángeles caÃdos, fallando todos ellos siempre en gozar de la vida eterna, recibida y conocida de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, y asÃ, ellos solamente conozcan muerte, pobreza y destrucción finalmente.
Por eso, una vez que Adán y Eva habÃan comido del fruto prohibido, entonces ellos abandonaron su vida eterna en el paraÃso, porque ya no eran el Templo, la carne sagrada, para alabar su santo nombre fuegos sobre el monte santo de Jerusalén, en donde Ã
‰l habÃa determinado ya establecerlo eternamente con grandes honores asombrosos sobre la tierra y con sus hijos amándolo perpetuamente. Ahora, nuestro Padre celestial con el sacrificio, que Él habÃa empezado con su Hijo Jesucristo ante huestes
angelicales sobre la roca de salvación, sobre el monte santo de Jerusalén, porque Él tenia que sacrificar su Cordero antes de crear los cielos, la tierra
y darle vida a sus hijos, empezando con Adán, entonces, Él tenÃa que establecerlo enteramente
en la tierra finalmente.
Evidentemente, nuestro Padre celestial necesitaba transferir sus poderes asombrosos de la gloria angelical junto con riquezas que Él siempre ha gozado con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo a la tierra, porque ahora Él iba a vivir con sus
hijos nacidos de su imagen para vivir conforme a su semejanza, la carne sagrada, amándolo a Él toda una eternidad, empezando en Canaán. Visto que, la tierra tenia el Templo para su santo nombre fuegos en la gloria celestial con sus ángeles y con sus
hijos nacidos de su imagen y alma viviente para vivir su vida eterna, enriquecida eternamente ante su presencia, pero ahora, Él tenia que transferir
el sacrificio continuo de su Hijo único a Canaán, bendiciendo asà a Adán y a sus hijos nuevamente.
Es decir, que nuestro Padre celestial tenia que restaurar no solamente a Adán y a Eva e hijos a su carne sagrada y su sangre expiatoria, haciéndolos nuevamente el Templo de su santo nombre fuegos, en donde ellos le servirán a Él y a su santo nombre
con poderes del EspÃritu Santo, fluyendo por todos ellos siempre, conquistando
asà nuevas glorias en la tierra. Realmente, la tierra entera habÃa sido contaminada por el pecado de Adán y Eva, por ende, ellos fallaron en vivir la naturaleza de nuestro
Padre celestial, que es su vida eterna y bendiciones cotidianas, además, ellos
estaban prohibidos comer del fruto del árbol de la vida, porque si ellos comÃan de él, entonces vivirÃan para siempre en pecado y en el infierno tormentoso.
Verdaderamente, el asombroso amor infalible de nuestro Padre celestial por sus hijos, empezando con Adán y Eva, continuó fuerte como siempre, aunque ellos habÃan pecado en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo al comer del fruto
prohibido—sin embargo, Él tenÃa un corazón santÃsimo en su pecho que rehusaba abandonarlos, más bien, Él querÃa amarlos mucho más que antes. Además, nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo estaba listo
para descender no solamente a Canaán y vivir allà con sus hijos, aunque ellos
pecaron gravemente en contra de él, pero igualmente, Él tenia poderes asombrosos y riquezas y glorias inagotables, entregándoselos con el fin que ellos regresen a vivir
nuevamente victoriosos sobre Satanás y la muerte siempre.
Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial transferir a la tierra
el sacrificio continuo de su Hijo amado, que habÃa empezando en la gloria celestial, pero ahora, Él lo necesitaba en Canaán, porque no solamente Adán y Eva habÃan
descendido a él, pero igualmente, sus hijos para vivir generaciones venideras,
ayudándolos asà abundantemente con toda su: gracia, misericordia, verdad y justicia divina. Verdaderamente, nuestro Padre celestial querÃa que sus enemigos sepan,
empezando con Lucifer y sus ángeles caÃdos, incluyendo la muerte y el infierno, que: aunque ellos enviaron su serpiente a engañar a Eva y a Adán y a sus hijos, entonces, como un Padre amoroso y con su corazón santÃsimo continuarÃa amándolos
siempre y hasta que vean todos: vida nuevamente, como si jamás hubiesen pecado
antes.
Amorosamente, nuestro Padre celestial con un corazón llenó de su amor asombroso e infalible por sus hijos perdidos a pecados, maldiciones y decepciones de Lucifer, entonces, Él habÃa determinado recuperar la tierra entera, para Él vivir con sus
hijos en generaciones venideras, finalmente Él mismo conquistando el corazón de la tierra con su mismo corazón santÃsimo de su pecho para toda la eternidad celestial. Aquà es cuando: Nuestro Padre celestial trabajo con Abraham, porque Él vio en él
la persona que Él necesitaba, creyendo en su palabra de vida, que Él mismo normalmente le entregarÃa a él tenerla siempre, enriqueciéndolo asà más que los ricos de sus dÃas, porque Él se estaba alistando para empezar un pacto importante,
bendiciendo la humanidad entera con riquezas interminables para siempre.
Francamente, nuestro Padre celestial estaba determinado no solamente a convertir el vientre estéril de Sarah en su corazón santÃsimo, por el EspÃritu Santo, para que su Hijo Jesucristo nazca como Isaac, la carne sagrada, como el Templo de su santo
nombre fuegos, estableciéndolo en la tierra perpetuamente, además, convertir el corazón de la tierra en su corazón santÃsimo, dándoles vida a sus hijos nuevamente. Legalmente, la idea de nuestro Padre celestial por salvar a sus hijos de perdición
eterna fue simple, y esto fue que: porque un hombre que desobedeció, entonces los hijos fueron contaminados con el pecado, sin embargo, con un hombre que obedeció entonces los hijos fueron bendecidos con riquezas interminables, poblando la tierra
entera, como ángeles que jamás conocerán el pecado por toda una eternidad.
Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial buscar entre las generaciones a una familia dispuesta a oÃr y obedecer sus palabras de vida, descendiendo sobre su hogar con poderes de su amor infalible por sus hijos para
vestirlos con
perfecta salvación, en donde Él vivirá eternamente complacido, y este es Isaac—la carne sagrada para salvación eterna de la humanidad entera. Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba enriquecer a Abraham grandemente, porque él estaba
entrando a Canaán a vivir una vida rica, que Él serÃa el proveedor de riquezas cotidianas a él y a aquellos viviendo con él, como su esposa Sarah y
sus 318 hijos adoptado (comprados por dinero de extraños), pero igualmente, Él le estaba confiá
ndole a él a su único Hijo Jesucristo perpetuamente.
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