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IVANIVAN555@aol.com
Sábado, 17 de Julio, 2021 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
En el Sábado, poderes del Juramento a Isaac enriquecen a Israel contigo (tú gentil) y la TIERRA entera:
Amorosamente, el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial sufrÃa la perdida de sus hijos a Lucifer y la serpiente mentirosa, engañando a Eva y luego a Adán junto con sus hijos, porque ellos lo amarÃan a Él y a su Hijo Jesucristo junto con su
EspÃritu Santo con su amor infalible, en que ellos habÃan nacido inicialmente únicamente conociendo alabanza, alegrÃas y riquezas insondables. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba derramar su asombroso amor de su corazón santÃsimo sobre
sus hijos que habÃan descendido a la tierra, cuando ellos estaban supuestos a nacer en el paraÃso únicamente conociéndolo a Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, y asÃ, ellos llenar todo su reino angelical con alegrÃas, que
desafortunadamente habÃan sido atacadas y heridas por el pecado de Lucifer.
Realmente, nuestro Padre celestial siempre ha amado a sus hijos viviendo en su corazón santÃsimo, empezando con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, para ahora, desde que Adán y Eva pecaron en contra de Él al comer del fruto prohibido, del árbol
de la ciencia del bien y del mal, entonces Él espera que ellos regresen al paraÃso pronto, pero sin pecados. Visto que, el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial necesitaba descender hacia sus hijos, retomándolos de Lucifer y de su vida
pecadora, esperando por ellos en la tierra y finalmente en el infierno, en donde Lucifer con sus ángeles caÃdos los ataca, deshonrando su santo nombre fuegos por la Creación entera, entonces, Él necesitaba moverse cerca hacia ellos, como nunca antesâ€
”y ayudarlos siempre.
Sin embargo, para nuestro Padre celestial acercarse hacia sus hijos, entonces, Él tenia que hacerlo con su corazón santÃsimo, derramándose sobre ellos, pero Él necesitaba derramarlo sobre una carne que jamas habÃa conocido el pecado antes, llená
ndola con su EspÃritu Santo y su amor infalible e infinito por sus hijos nacidos de Adán y Eva en la tierra entera. Evidentemente, nuestro Padre celestial necesitaba convertir la tierra entera perfecta y santa, asà como su corazón santÃsimo lo es
eternamente, porque Él estaba listo para ver a sus hijos regresando a su vida eterna nuevamente, pero viviendo con Él primero y sin pecado, por ende, la humanidad entera necesitaba ser perfecta y santa, asà como Él ante su Hijo Jesucristo y su EspÃ
ritu Santo.
Ahora, desde cuando empezó el pecado en el reino angelical, al Lucifer rebelarse en contra su santo nombre fuegos junto con un tercio de ángeles caÃdos, para poseerlo para su reino de tinieblas, entonces, Satanás logró que Adán e hijos pequen tambiÃ
©n, comiendo del fruto prohibido, aun asÃ, nuestro Padre celestial los recibirÃa en su vida eterna nuevamente, comiendo de Él mismo con amor. Por consiguiente, nuestro Padre celestial necesitaba a alguien dispuesto a sentarse con Él junto con su Hijo
Jesucristo y con su EspÃritu Santo a dar la primera mordida a su pan y vino de vida eterna, que Él estaba dispuesto a entregar enteramente por sus hijos, para verlos nuevamente en su vida celestial, pero sin los efectos del pecado para siempre.
Amorosamente, nuestro Padre celestial necesitaba tener a sus hijos regresando a su vida eterna para vivir su amor infalible con ellos junto con sus riquezas cotidianas que bendice su corazón santÃsimo siempre, y asÃ, ellos finalmente alaben, amen,
honren y exalten su santo nombre fuegos con glorias infinitas en la tierra entera, para luego Él descender a Canaán con todo su reino angelical. Ciertamente, nuestro Padre celestial creó cielos y tierra, bendiciendo a su reino angelical con su amor
asombroso, que Él siempre ha sentido en su corazón santÃsimo por su Hijo Jesucristo y por su EspÃritu Santo, viviendo asà todos juntos su amor, gozos y alegrÃas, atrayendo riquezas hacia su santo nombre fuegos por medio de sus hijos renaciendo de É
l, pero sin pecado en la tierra.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba salvar a sus huestes angelicales contaminadas por el pecado de Lucifer que habÃa atacado a su santo nombre fuegos sobre su altar junto con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces, su santo nombre
necesitaba un nuevo reino, en donde el pecado no existió jamas, y esto es la tierra con sus hijos—tú con tus amados hoy. Divinamente, nuestro Padre celestial es un Dios santÃsimo, amando ser amado por su Hijo Jesucristo y por su EspÃritu santo
junto con sus ángeles, pero como Lucifer se rebeló en contra su santo nombre, entonces, el pecado nació para convertir su reino angelical en un reino de tinieblas; por ende, Él necesitaba crear un nuevo reino, en donde el pecado no amenace la vida
nuevamente.
Francamente, para nuestro Padre celestial no existió ningún problema para crear un nuevo reino para sus huestes angelicales y vivir sin el pecado de Lucifer, verdaderamente, Él crearÃa cualquier cosa que su corazón santÃsimo desee en su Creación,
pero Él necesitaba un nuevo reino, en donde sus hijos y sus ángeles lo amarÃan a Él por medio de su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo. Entendiendo que, jamas ha existió el pecado delante de nuestro Padre celestial, ni en su Hijo Jesucristo ni en
su EspÃritu Santo, sin embargo, porque Lucifer pecó en la gloria angelical, rebelándose en contra de su santo nombre fuegos junto con un tercio de ángeles caÃdos, entonces, su reino angelical fue contaminado con el pecado, seguidamente, Él
necesitaba matar el pecado en su camino pronto.
Algo que nuestro Padre celestial fallarÃa al intentar hacerlo en la gloria angelical, ciertamente, Él necesitaba hacerlo en otro lugar, como la tierra con sus hijos renaciendo allà con sus asombrosos poderes, destruyendo el pecado perpetuamente, pero
también logró su reino glorioso de amor, en donde Él seria amado por ellos y las huestes angelicales, liberadas de toda amenaza de pecado finalmente para siempre. Definitivamente, no solamente el pecado amenazarÃa contaminar sus huestes angelicales
junto con el paraÃso y la tierra entera, pero también su nuevo reino de amor eterno, que Él siempre sonó poseerlo, conquistando asà nuevas riquezas, glorias y poderes nunca antes vistas, entregándole a Él mucho amor, glorias y honores a su santo
nombre sobre la cruz del monte Sion, en Canaán, para la eternidad.
Ya que, estas son riquezas junto con poderes y glorias interminables, que nuestro Padre celestial necesita conquistar no con ángeles, pero tenia que ser con su Hijo Jesucristo junto con su EspÃritu Santo en la vida de sus hijos nacidos de su imagen y
de su alma santÃsima, porque solamente pueden ser conquistadas (riquezas) con su perfecta santidad en la eternidad, empezando en Canaán. Concluyentemente, nuestro Padre celestial contempla siempre vivir en la eternidad venidera sin el pecado, por ello,
Él necesitaba derramar sus asombrosos poderes de su amor infalible de su corazón santÃsimo sobre Canaán, finalmente conquistando el corazón de la tierra, para Él mismo destruir el pecado al tener a sus hijos renaciendo en su vida eterna en Canaán,
pero sin pecado alguno en su nueva tierra.
Entendiendo que, no solamente la humanidad necesitaba remover el pecado de la vida de sus hijos en generaciones futuras, pero igualmente las huestes angelicales, porque aquellos que pecaron con Lucifer en contra del santo nombre de nuestro Padre
celestial se perdieron para no vivir nuevamente jamás, sin embargo, los otros ángeles fueron afectados por el pecado, por ende, ellos necesitan ser liberados—limpiados—purificados. Por eso, es que nuestro Padre celestial creó cielos y tierra para
remover el pecado de sus huestes angelicales que jamás pecaron en contra de Él y su santo nombre fuego, más fueron tocados por el pecado de Lucifer y su rebelión, por ende, ellos serán descontaminados del pecado, cuando la humanidad entera
finalmente sea liberada del pecado en Canaán, bautizados todos en agua.
Realmente, para que sea asÃ, entonces, nuestro Padre necesitaba establecido ya su corazón santÃsimo en el corazón de la tierra, desplegando finalmente la totalidad de su inmenso amor no solamente hacia su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, pero
igualmente para con sus hijos nacidos de Él junto con las huestes angelicales—porque eventualmente los ángeles serán descontaminados del pecado que una vez sufrieron. Visto que, esto es finalmente el reino dorado de nuestro Padre celestial para sus
hijos y sus ángeles fieles a Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, como desde cuando Lucifer se rebeló en contra de su santo nombre hasta hoy, porque es un nuevo reino saliendo de su corazón santÃsimo, en donde no hay pecado jamas en sus
hijos y en sus ángeles.
Además, este reino glorioso, que nuestro Padre celestial le dio vida en la tierra finalmente para salvar no solamente a la humanidad, pero igualmente a sus ángeles en necesidad de renacer del corazón de la tierra, al convertirla en su mismo corazón
santÃsimo, que es virgen infinitamente, en donde no hay pecado, porque Él y su Hijo jamas han pecado en su EspÃritu SantÃsimo. Realmente, este es el reino dorado de nuestro Padre celestial, deseando poseerlo con Israel, porque está aquÃ, en donde É
l finalmente manifestara su asombroso amor infalible por sus hijos, que eres tú con tus amados, vecinos y amistades en la tierra entera, viviendo sin pecado alguno en la eternidad venidera: conociendo siempre alabanza, amor, alegrÃas y riquezas dulces
e interminables toda una vida entera contigo.
Verdaderamente, lo que nuestro Padre celestial empezó, fue salvar no solamente a sus hijos del pecado de Lucifer y de su rebelión en contra de Él y su santo nombre sobre la cruz del monte Sion, en Canaán, pero igualmente, Él sana a sus ángeles,
porque al encontrarse ellos con el pecado de Lucifer y de sus ángeles caÃdos entonces no son felices como antes. Es decir, también que cada ángel en sus diferentes poderes, glorias y perfecta santidad necesitan regresar a sus dÃas antiguos, como
cuando no conocÃan el pecado, como cuando ellos empezaron a conocerlo con Lucifer y los ángeles caÃdos, que pecaban en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, para finalmente ellos vivir una vida angelical pura en la eternidad
nuevamente.
Evidentemente, fue importante para nuestro Padre celestial sentarse con Abraham para participar del pan y vino con Él de su Mesa santa, servida por su Hijo para los ángeles del cielo y para cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones,
para que ellos vivan una vida enriquecida siempre, en donde no hay pecado en ellos toda una vida entera. Por cuanto, el paraÃso se habÃa tornado en un desierto de muerte, como el de SinaÃ, en donde su semilla santa yacÃa, como el árbol, que
necesitaba entrar a aguas amargas de Mara, endulzándolas para Israel antiguo beberlas, haciéndose asà uno con ellos con rituales y ceremonias del Juramento a Isaac, comiendo asà de Él diariamente camino hacia Canaán y sus abundantes riquezas
insondables.
Consiguientemente, nuestro Padre celestial necesitaba derramar de su Juramento a Isaac sobre ti, pero necesitaba empezarlo con su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, en Canaán, y asÃ, Él llegar a
ti y tus amados hoy, llenándote a ti con su carne sin pecados y sangre expiatoria, en donde el pecado jamás existirá en ti continuamente. Esencialmente, nuestro Padre celestial necesita enriquecer la tierra entera, pero Él necesita empezar contigo y
con tus amados hoy en dÃa, obteniendo finalmente su reino de amor eterno establecido ya en la tierra, para manifestar su asombroso amor infalible de su corazón santÃsimo hacia ti y por tu paÃs natal: porque todos ellos necesitan ser enriquecidos
diariamente también por Él, desde la gloria celestial.
Realmente, al nuestro Padre celestial ver a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por su EspÃritu Santo, entonces su hijo primogénito Jacobo nació para empezar a bendecirte a ti y a tus amados, quitando tus pecados,
dado que, Él tendrÃa a uno de sus hijos, como José, en Egipto, para empezar a caminar hacia ti con muchas riquezas cada Sábado. Ciertamente, José fue uno de los patriarcas IsraelÃes que necesitaba establecerse en Egipto, como segundo en mando ante
Faraón, porque él iba a interpretar dos sueños que nuestro Padre celestial necesitaba interpretados para que el mundo conozca, que Él estaba listo para enriquecer la humanidad entera para tocarte a ti hoy finalmente, pero primero necesitaba Él mismo
destruir el pecado para siempre.
Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su semilla santa en Canaán perpetuamente, que es la carne sin pecados de su Hijo Jesucristo, huesos inquebrantables y sangre expiatoria, recogiendo pecados, incluyendo los tuyos, de las
familias de las naciones, luego para tener a Israel antiguo caminando con Moisés (como Jesucristo) hacia el Mar Rojo (sangre santÃsima), abandonando pecados para no verlos jamás en la eternidad. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel
antiguo caminando por el Mar Rojo en seco con tus pecados, abandonados en el lecho marino para no verlos jamás en la eternidad, porque Él llevaba a Israel con Moisés a su semilla santa, su cruz, yaciendo cerca de las aguas amargas de Mara, rescatando
finalmente a sus hijos (como tú hoy) de amarguras de pobreza eterna.
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