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Sábado, 27 de Octubre, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
BAUTIZADO: VIVEN TUS HUESOS SECOS CON CARNE SANTA Y SU ESPÃRITU SANTO: ENRIQUECIÉNDOTE:
A tiempo, nuestro Padre celestial llamó a Moisés al monte Sinaà para vestir sus huesos secos con la carne sagrada y su EspÃritu Santo para que lo ame, le sirva y le glorifique a Él en todo Israel, invocando su santo nombre fuego. Ya
que, Él estaba
listo para ungirlo al entregarle su santo nombre fuego como Dios de Abraham, su
Hijo Jesucristo como Dios de Isaac y su EspÃritu Santo como Dios de Jacobo, instantáneamente, lo comisiono para llevar a Israel por un camino de tres dÃas, para servirle a
Él sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, fielmente una eternidad entera.
Dado que, los cuatrocientos años de cautiverio se cumplÃan a tiempo para la casa de Israel, por ende, su protección terminaba ya, y Satanás estaba listo moviéndose en contra de ellos con holocaustos, visto que el Padre celestial ya
no tenÃa
derechos legales para defenderlos como le gustarÃa siempre, por eso, el lugar más seguro para ellos era el Mar Rojo, bautizándolos. Considerando que, nuestro Padre celestial cumplÃa con su tiempo de proteger a Israel del mal, entonces Satanás estaba
listo para hacer lo impensable hacia ellos, porque él tenia que hacer todo lo posible en su poder de tinieblas para terminar con el Juramento a Isaac, que él siempre fallaba de cómo liderar con él, porque lo veÃa más allá de su entendimiento.
Por último, nuestro Padre celestial tenia que moverse con Israel, abandonando el cautiverio egipcio y las posibilidades de Satanás y de sus secuaces intentando de destruir a Israel, que eran sus hijos nacidos a través de las generaciones, como su Hijo
Jesucristo nació del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo, llevando su corazón amoroso y afligido por sus hijos. Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial de llevar a Israel al Mar Rojo, para que todos sean
bautizados en agua, porque ellos habÃan aprendido a invocar la perfecta santidad de su nombre todopoderoso, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, para que ellos empiecen a servirle a Él por los poderes infalibles del Juramento a Isaac.
Realmente, Israel necesitaba abandonar el espÃritu de error, que es el fruto prohibido, por su EspÃritu Santo y la carne pecadora por la carne sagrada, en donde nuestro Padre celestial derramó su corazón santÃsimo de su nueva tierra con sus cielos
gloriosos, y asà lo conozcan como único Dios y Padre de sus vidas, sirviéndole sólo a Él como sus sacerdotes siempre. Aquà es cuando, todo Israel renovó su amor, servicio y honor hacia nuestro Padre celestial, su Hijo
Jesucristo y su EspÃritu
Santo, porque los cuatrocientos años de protección en el cautiverio egipcio habÃan terminado, por ende, ellos tenÃan que empezar nuevamente: renaciendo del bautismo en agua, y asÃ, renacer del EspÃritu Santo en su altar del amor prehistórico para
una eternidad entera.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel en el desierto del SinaÃ,
bebiendo primero de las aguas amargas de Marah, porque ellos necesitaban gustar
de la amargura de las familias de las naciones antiguas yaciendo en el infierno
por no conocer
su santo nombre fuego, más aun, por no haber tenido un convenio de vida con Él en el cielo. Esta agua amarga de Marah necesitaba endulzarse con el madero del monte santo de Jerusalén, descendiendo hacia ellos en el desierto del SinaÃ, como en el
momento que los israelitas se quejaban ante Moisés de su sed y, entonces, nuestro Padre celestial inmediatamente se acercó a él, llevándolo hacia el árbol que tenia que lazarlo en el Marah, endulzando su agua instantáneamente.
Considerando que, nuestro Padre celestial habÃa traÃdo a la casa de Israel bautizado del Mar Rojo, sirviéndole a Él con los poderes del Juramento a Isaac como sus sacerdotes, porque ellos iban a beber de la roca de salvación después de beber las
aguas endulzadas de Marah, ministrando para todas las familias de las naciones del mundo entero con perfecta salvación. Visto que, después de haber bebido de la roca de salvación, que también nuestro Padre celestial le habÃa mostrado a Moisés, en
donde encontrarla, asà como lo hizo inicialmente con el árbol descendido del monte santo de Jerusalén de Canaán: porque solamente Él conoce en donde encontrar el altar del amor prehistórico, entonces, Israel podÃa empezar a amarle, servirle y
glorificarle siempre.
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial estaba listo para continuar alimentándolos de su boca el mañana cotidiano, que ellos necesitaban comer cada dÃa de sus vidas por todo el desierto del SinaÃ, porque ellos iban a heredar legÃtimamente todo lo
que Él siempre ha poseÃdo en la gloria celestial con su Hijo Jesucristo y con
su EspÃritu Santo. Dado que, para que toda la casa de Israel le sirva a Él por medio de su Hijo Jesucristo y por su EspÃritu Santo, entonces, ellos necesitaban no
solamente poseer su santo nombre fuego junto con su Juramento a Isaac, pero igualmente, sus Diez Mandamientos, cumpliéndolos cabalmente, conquistando asÃ
todo Canaán y la gloria celestial con perfecta salvación para siempre.
Anticipando que, el Israel antiguo iba a ascender al monte santo de Jerusalén después de haber endulzado las aguas amargas de Marah, pero igualmente, después beber abundantemente del agua de la roca de salvación para ellos y para las familias de las
naciones, que iban a endulzar sus vidas finalmente sobre el monte santo de Jerusalén, conquistando asà toda la tierra postreramente. Ciertamente que, no
solamente cada israelà tenia que bautizarse en agua, obligado, cruzando el Mar
Rojo en seco con
paredes de agua en ambos lados, pero igual, ellos necesitaban beber de las aguas amargas de Marah, representando las familias de las naciones antiguas sufriendo sus pecados en el infierno, por no haber conocido jamás su santo nombre ni su Juramento a
Isaac.
Por cierto, una vez que Israel bebió de la roca de salvación, entonces, ellos
jamás se quejaron de sed ante Moisés, porque las aguas de la roca fueron abundantes para las almas de sus hijos para jamás tener sed nuevamente, y asÃ, le sirvan a
nuestro Padre celestial sobre el monte santo de Jerusalén, endulzando asà toda alma eterna ascendiendo a él. Sin embargo, antes de entrar a Canaán para
ascender al monte santo de Jerusalén como el árbol llevando perpetuamente ante las familias de
las naciones el santo nombre de nuestro Padre celestial, que tiene poderes del Juramento a Isaac, bendiciendo toda alma de la humanidad entera: entonces, ellos tenÃan que ser ungidos como sacerdotes de nuestro Padre sobre la tierra perpetuamente.
Ciertamente, porque las familias israelÃes habÃan bebido inicialmente de las aguas amargas de Marah, endulzadas con el madero descendido del monte santo de Jerusalén, entonces, luego bebieron de la roca de salvación abundantemente: instantáneamente,
ellos se convirtieron en los hijos de nuestro Padre celestial sobre el monte Sion y su Lugar SantÃsimo, ministrando sobre todas las naciones antiguas yaciendo en el infierno ya. Esto fue algo que nuestro Padre celestial pudo únicamente hacer con sus
hijos nacidos del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo,
porque cada vez que nace un bebe en las familias israelÃes hasta hoy, entonces, Isaac está regresando con poderes del EspÃritu Santo de la nueva tierra, que es el
Juramento a Isaac hasta que el MesÃas regrese nuevamente.
Dado que, la casa de Israel necesitaba conducir rituales y ceremonias importantes de perfecta santidad por el desierto del SinaÃ, emergiendo únicamente del Juramento a Isaac, cubriendo todo pecado cometido por las familias de las naciones antiguas
mientras vivieron en la tierra sin servir jamás a nuestro Padre celestial ni menos conocieron la necesidad de cubrir sus pecados con sangres expiatorias de corderos. Puesto que, Israel es el sumo sacerdote que las familias de las naciones necesitaban
conocer y poseer, pero ellos fallaron en tenerlo en todos sus dÃas de vida, porque nuestro Padre celestial no habÃa establecido un convenio de vida con Abraham aun, para que su Hijo Jesucristo nazca como Isaac, y asÃ, él sea su sumo sacerdote para
toda salvación eterna siempre.
En otras palabras, después de que nuestro Padre celestial habÃa establecido su convenio con Abraham, comiendo del pan y vino junto con sus 318 hijos adoptados sobre la Mesa del SEÑOR, servida diariamente por su Hijo Jesucristo para mantener a los á
ngeles siempre santos, entonces, Él pudo tener a su Hijo Jesucristo caminando por el desierto del Sinaà como su sumo sacerdote. Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo con su santo nombre fuego sobre
el desierto del
SinaÃ, porque aquà están las naciones antiguas yaciendo en el infierno, sin haberlo conocido a Él y a su Hijo Jesucristo como su único sumo sacerdote y salvador, llevando continuamente salvación y bendición sobre el monte Sion hacia sus hijos del
mundo entero para siempre.
Ciertamente, aunque Israel bebió de las aguas amargas de Marah, endulzadas por
el árbol que Moisés tiró en él, entonces, luego Israel bebió también de la roca de salvación para nunca más tener sed nuevamente por todo el desierto
del Sinaà y en
Canaán igual, inmediatamente, fue nuestro Señor Jesucristo conduciendo rituales y ceremonias de santidades perfectas del Juramento, redimiendo todo creyente mundialmente. Considerando que, únicamente es su Hijo Jesucristo conduciendo todo ritual y
ceremonia de perfecta santidad del Juramento a Isaac, porque él siempre sabe agradar a nuestro Padre celestial y a su EspÃritu Santo para salvación de cada hombre, mujer, niño y niña: porque no existe pecado alguno que él no pueda cubrir, salvando
a sus hermanos y hermanas aun del mismo infierno tormentoso.
Visto que, únicamente el Padre conoce al Hijo, y el Hijo conoce al Padre, por eso, nuestro Señor Jesucristo les decÃa a sus discÃpulos por donde sea que iba por todo Canaán, que solamente él conoce al Padre, y el Padre conoce al Hijo, porque sin é
l, el Padre siempre fallara en conocer a todo hombre, mujer, niño y niña de las naciones. Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba establecer un convenio con Abraham al comer del pan y vino sobre su Mesa Santa, servida por su Hijo Jesucristo a sus
huestes angelicales por todo el reino angelical, y asÃ, cada ángel se mantendrá siempre perfecto y santo: amando, sirviendo y glorificando su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén toda una eternidad entera.
Visto que, es únicamente su Hijo Jesucristo que puede realmente mantener a cada ángel perfecto y santo para complacer a nuestro Padre celestial en toda su verdad y su justicia divina cuando alaban, exaltan y glorifican su santo nombre fuego sobre el
monte santo de Jerusalén, para continuar no solamente bendiciendo la gloria celestial pero igualmente la tierra con toda su humanidad entera. Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo nacido del vientre estéril de Sarah como
Isaac, por el EspÃritu Santo, para que él sea enteramente la nación conduciendo rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, guiando asà sin fallar jamás a cada hombre, mujer, niño y niña de regreso a
Él en la gloria
celestial perfectamente justificado perpetuamente.
Ya que, es únicamente su Hijo Jesucristo junto con el EspÃritu Santo que conoce en donde está nuestro Padre celestial en cada alma viviente de sus hijos, ya sea que estén lejos de Él como en el infierno tormentoso ya, o perdidos, creyendo en Ãdolos
o en religiones falsas, engañados profundamente, causando asà diariamente destrucción a la humanidad entera desde siempre. En otras palabras, es únicamente su Hijo Jesucristo que realmente conoce en donde está la vida eterna en cada hombre, mujer,
niño y niña, no importando jamás el estado espiritual (o religioso) de ellos, y aunque hayan vivido ya sus vidas pecadoras y descendido al infierno, pero, por el Juramento a Isaac él siempre los encuentra sin fallar jamás: justificándolos, y salvá
ndolos eternamente.
Por eso, es que fue importante para cada hombre, mujer, niño y niña renacer del agua y del EspÃritu Santo, invocando la perfecta santidad de su nombre, su
Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, porque es únicamente aquà en donde el alma viviente del
hombre finalmente puede acceder al altar de Abraham e Isaac, reconocido legalmente como hijo de nuestro Padre celestial eternamente. Considerando que, es únicamente en poderes del Juramento a Isaac, descendiendo del corazón santÃsimo de nuestro Padre
celestial sobre el monte santo de Jerusalén, en donde no solamente Israel fue liberado del Valle de los huesos secos, cuando los sacerdotes levitas invocaron
su santo nombre clavado al madero junto con su Hijo Jesucristo sangrando mortalmente, pero
igual, todos nos salvamos: creyendo y bautizados.
Dado que, es únicamente sobre el monte santo de Jerusalén, en donde nuestro Señor Jesucristo necesitaba ser clavado al madero, que es la carne sagrada nacida del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo, finalmente levantando a
Israel del Valle de los huesos secos, porque eran esqueletos, pero, con su carne sagrada clavada a sus huesos, vieron al SEÑOR postreramente. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a su unigénito clavado al madero, que es el Israel antiguo del
cautiverio egipcio de cuatrocientos años, y finalmente bautizado en el Mar Rojo, porque con su bautismo en agua su promesa de amor, protección, bendición, sanidad, riqueza y vida por su grande Gracia, su grande Misericordia, su grande Verdad y su
grande Justicia Divina renovadas son eternamente.
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