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    Sábado, 15 de Septiembre, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    EN EL JURAMENTO A ISAAC: UNA TIERRA NUEVA ESPERA YA: EN DONDE TÚ VIVES HOY RIQUEZAS DE SU AMOR:


    Nuestro Padre había destruido la tierra con un gran diluvio en los días de Noé, que la única gente que se salvó fueron los de su familia, como sus hijos y esposas, incluyendo un par de macho y hembra de toda especie del reino animal, y así, Él
    pueda empezar un nuevo mundo para su altar del amor eterno de su familia divina. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba destruir la tierra y con su humanidad entera, porque Él tenía el poder para recrearla no solamente
    a toda ella como una
    nueva tierra con cielos gloriosos y espaciosos lleno de vida, pero igualmente, Él podía darle vida nuevamente a las familias de las naciones por el altar del amor de su familia divina, y con perfecta salvación.

    Por cierto, el corazón de nuestro Padre celestial sufría por la pérdida de tanta vida humana no solamente al pecado y la violencia por toda la tierra, pero igualmente, por la pérdida de todo lo que Él les había dado a ellos que
    gocen en todos sus dÃ
    ­as con la esperanza que encuentren su camino al cielo, obedeciendo sus palabras únicamente. En aquellos días, el corazón de nuestro Padre celestial
    estaba herido por lo que Lucifer le había hecho a su santo nombre, engañando una tercera parte de á
    ngeles, creyendo en un reino mayor posible con mentiras, maldiciones y males, pero igualmente, Él estaba herido viendo a Adán y Eva engañados con mentiras
    amenazando continuamente de destruir todas las huestes angelicales eternamente.


    Al nuestro Padre celestial experimentar esta maldad de Lucifer y de sus ángeles caídos, y ahora, el pecado había tomado a Adán y Eva junto con sus hijos de generaciones futuras no con su imagen perfecta en ellos, pero con ella
    desfigurada enteramente
    por el fruto prohibido que ambos comieron con la serpiente del árbol de la ciencia del bien y del mal. Sin embargo, aunque Lucifer junto con los ángeles caídos habían logrado mucho daño en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su
    Espíritu Santo, al tratar de tomar control de su santo nombre fuego, ya que quien sea que tenga el santo nombre entonces tiene también control y poderes del altar del amor prehistórico, para hacer lo que sea.

    Por ello, Lucifer necesitaba tomar control del santo nombre de nuestro Padre celestial, que es siempre alabado por las huestes angelicales sobre el monte Sion, en donde siempre ha existido eternamente: porque es aquí en donde Él junto con su Hijo y con
    su Espíritu Santo gozan de la roca de salvación, rindiéndole abundante amor y felicidad inagotable a su familia divina. Por eso, es que el mal que Lucifer había hecho en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, es
    tan grande, que Él tenía que moverse con diferente poderes, dones y glorias desconocidas por Lucifer y sus ángeles caídos, y así, derrotarlo con su santo nombre fuego y su palabra viva emanando constantemente de su corazón bendito.

    Estos son poderes, dones y glorias, haciendo grandes milagros, maravillas y señales constantemente en el cielo y sobre toda la tierra que hasta nuestros días las huestes angelicales han fallado siempre en entenderlas, porque emanan
    del corazón santí
    simo de nuestro Padre celestial, retomando de Lucifer lo que se había perdido y así empezar una Creación nueva, y con todo renovado gloriosamente. Este es el corazón santo de nuestro Padre celestial continuamente lastimado por lo que
    el pecado de
    Lucifer ha hecho en contra de su santo nombre fuego, su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo, las huestes angelicales, y a Adán y Eva junto con sus hijos nacidos por generaciones futuras: por ende, Él tenía que derramar todo su corazón, llorando por
    un nuevo reino.

    Y para que esto sea posible, nuestro Padre celestial necesitaba encontrar a alguien digno de recibir su amor infalible, sus lágrimas, fe (poderes, dones, maravillas y señales en el cielo y en la tierra (en donde lo imposible es posible)), pero, Él
    nunca encontró a nadie, porque todos habían muerto y en el infierno ya, que Él necesitaba seguir buscando hasta encontrarlo pronto. Además, nuestro Padre
    celestial necesitaba tener su altar del amor prehistórico descendido del cielo, residiendo en
    una de las familias de las naciones, que Él encuentre digna de recibirlo con todo su amor infalible, lagrimas junto con su grande Gracia, su grande Misericordia, su grande Verdad y su grande Justicia Divina, y así, empezar la vida nuevamente sin el
    pecado mundialmente.

    Este es el día que nuestro Padre celestial había buscado siempre con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo entre todas las familias de las naciones, pero, ellos ya habían todos descendido al infierno tormentoso, ya que ellos fallaron en conocer
    su santo nombre, ni jamás ofrecieron el derramamiento de sangre de corderos para cubrir pecados de sus vidas. Por ende, todo lo que el corazón santo de nuestro Padre celestial tenía que derramar, entonces tenía que ser sobre toda
    la tierra, y con una
    de las familias de las naciones, que Él mismo haya escogido para que todo le sea posible: y esto es el derramamiento de su corazón santo sobre alguien digno de recibirlo entero inmediatamente, y para siempre.

    Esta fue la única manera posible, en donde nuestro Padre celestial finalmente derramaría del contenido de su corazón santísimo, afligido por el pecado de Lucifer, maldiciones, ídolos y otros males en que la humanidad entera se iba tras de él, como
    si fuera algo en que ellos se gozarían con él siempre, sin darse cuenta que estaban ofendiendo al Padre en el cielo. Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba derramar toda aflicción de su corazón santo sobre la humanidad entera, por los
    males que Lucifer había causado no solamente al reino angelical pero igualmente a sus lugares celestiales, como desde donde su santo nombre fuego es
    siempre alabado y exaltado, pero lo peor fue que Él había perdido a sus hijos
    por las mentiras de
    Lucifer.

    Ciertamente, con el corazón de nuestro Padre celestial derramándose sobre uno
    de los montes altos, que Él mismo escogió, encontrándose con el hombre de familia y con su hijo yaciendo sobre el madero del altar del amor prehistórico, entonces, Él
    verdaderamente puede empezar la vida humana nuevamente, pero, esta vez, será su única vida eterna, y llena de riquezas inagotables sobre la tierra. Y este es un nuevo mundo que Lucifer jamás lo entenderá junto con sus ángeles caídos, porque emerge
    del corazón santísimo, afligido en el cielo y en la tierra por generaciones, por causa del pecado haciendo que familias inocentes desciendan al infierno (creyendo mentiras e ídolos), pero, con el amor infalible de su corazón santísimo, Él puede
    rescatarlos con su verdad pronto.

    Realmente, después de nuestro Padre celestial haber visto a las familias de las naciones descender ya al infierno tormentoso, porque Lucifer le dio de comer a Eva y luego a Adán por medio de la serpiente del fruto prohibido, para
    que sus hijos nazcan
    en la tierra con su imagen divina completamente desfigurada para el fruto de vida, entonces, Él deseaba rescatarlos. Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba restaurar inmediatamente su imagen divina en cada hombre, mujer, niño y niña de toda la
    tierra, para que ellos empiecen a comer y a beber del pan y vino, servido diariamente por su Hijo Jesucristo en su Mesa santa del cielo, para mantener a los ángeles siempre perfectos, poderosos, y fielmente consagrados a su santo nombre.

    Además, esto es exactamente lo que nuestro Padre celestial necesitaba hacer con todas las familias de las naciones, que Lucifer junto con sus ángeles caídos y secuaces había engañado, haciendo que ellos pierdan sus vidas a la muerte y el infierno
    tormentoso, añadiendo así aflicciones a su corazón santísimo ya herido, que
    Él tenía que derramarlo enteramente sobre toda la tierra finalmente. Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba salvar a sus hijos de la humanidad entera ya sufriendo en
    el infierno tormentoso la culpa del pecado de haberle fallado en servirle a Él
    sobre su altar del amor prehistórico, como desde donde Él les hablaba por sus
    ungidos que siempre les envió a ellos sin cesar, para que regresen a Él todos, bautizados en
    agua.

    Es decir, también que nuestro Padre celestial siempre les estaba hablando a toda gente del mundo entero con su altar de su amor prehistórico, para que ellos vengan a ver su gloria: porque Él estaba listo para recibirles con sus brazos abiertos y
    salvadores, como ahora mismo, alcanzándolos con sus poderes asombrosos que Lucifer y sus ángeles caídos fallaron en derrotar siempre. Ciertamente, nosotros podemos ver como nuestro Padre celestial lidio con Abraham y con su hijo Isaac sobre el altar
    del amor prehistórico, descansando sobre el Moriah, pero igualmente, nosotros podemos ver como Él mismo fue por el camino para encontrarse con Jacobo que iba hacia Paddan-aram para escoger a una de las hijas de sus parientes como su esposa, y empezar
    su familia.

    Con gracia, nuestro Padre celestial le hablo a Jacobo en Luz (pueblo pequeño),
    en donde él descanso por la noche antes de seguir hacia sus parientes para escoger a una de sus hijas como esposa, porque él había decidido formar la nación dorada, que
    nuestro Padre celestial necesitaba, para transitar por las generaciones con su corazón afligido, lastimado, llorando por sus hijos perdidos. Allí, Jacobo escogió una roca cercana, descansando su cabeza sobre ella, porque nuestro Padre celestial estaba
    con él para dormirlo, así como hizo con Adán en el cielo, dándole milagrosamente a su esposa Eva, pero con Jacobo, Él le estaba dando su esposa de Paddan-aram y, al mismo tiempo, a sus hijos como su nación dorada, e incontables como las estrellas
    del firmamento.

    En ambas ocasiones, nuestro Padre celestial puso a dormir a Adán en el cielo para entregarle a su esposa Eva de su quinta costilla junto con sus hijos incontables como las estrellas del cielo arriba, porque Él tenía en mente su nuevo reino de su
    perfecta voluntad que derramaría sobre la tierra pronto abundantemente, y así, con Jacobo Él hizo lo mismo. En la tierra, nuestro Padre celestial tenía que encontrarse con Jacobo sobre el monte Sion, en donde Él recibió a Abraham junto con su hijo
    Isaac su padre, estableciendo así un convenio importante y perdurable por generaciones incontables, porque Él ya había dado vida milagrosamente a su familia divina en su corazón, convirtiéndose en una nación digna de recibirlo postreramente con
    nuevas glorias.

    Aquí es cuando, Jacobo se durmió profundamente, viendo el altar del amor prehistórico de nuestro Padre celestial, como en donde su Hijo Jesucristo fue inmolado desde la fundación del mundo para crear a la humanidad entera junto con todas las cosas
    que vemos sobre toda la tierra y sus océanos vastos, lleno todo de vida, sirviéndoles a sus hijos por generaciones incontables. Y es qui, en donde nuestro Padre celestial necesitaba a Jacobo que establezca un convenio de vida y de bendiciones
    interminables sobre la tierra y el cielo, porque cuando Jacobo vio la escalera y los ángeles ascendiendo de la tierra y otros descendiendo del cielo, entonces él se dio cuenta de que estaba ante la Casa de Dios que jamás había
    conocido.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial espero por Jacobo sobre su altar del amor prehistórico, porque Él necesitaba que él le confiese con sus labios a Él en el cielo, diciendo, si me bendices: vistiendo me cuerpo con ropa, me proteges del peligro,
    y me garantizas mi llegada a mi destino final—entonces, Tú será mi Dios, y el Dios de mis hijos, perpetuamente. Este fue un convenio importante de riquezas sin fin que nuestro Padre celestial necesitaba establecer con Jacobo, porque Él no solamente
    necesitaba transferir todas sus bendiciones ya entregadas a Abraham e Isaac, pero igualmente, Él necesitaba asegurarse que Él siempre tendría un convenio
    poderoso de cada día, en donde Él continuara derramando de sus bendiciones sobre sus hijos por
    generaciones venideras.

    Sin duda, este fue un convenio de bendiciones y de riquezas interminable que Jacobo necesitaba establecer con nuestro Padre celestial y con su Espíritu Santo, porque fue su Espíritu guiándolo hacia la mujer que escogería como esposa, dándole sus
    primeros hijos, iniciando así la nación soñada de nuestro Padre celestial, y
    que necesitaba tenerla sobre la tierra toda una eternidad entera. Y esta es la nación israelí que nuestro Padre celestial necesitaba establecer sobre la humanidad entera,
    recibiendo sus cosas santísimas del reino angelical, como sus Diez Mandamientos, su tabernáculo de reunión con su Lugar Santísimo, y demás: porque Él estaba listo para mudarse a su nuevo dulce hogar, en donde Él se casara con Israel junto las
    naciones, amándolo grandemente toda una eternidad.

    Por consiguiente, esta es una nación que necesitaba nacer no solamente de los poderes y dones del Espíritu Santo, pero igualmente de su palabra viva, de un reino maravilloso, que es una nueva tierra con cielos gloriosos y esplendidos, en donde nuevas
    glorias serán manifestadas nunca antes vistas por nadie, porque solamente existen en su corazón santísimo de su perfecta voluntad. Estas son glorias de
    su perfecta voluntad que Él necesitaba derramar sobre alguien digno de recibir
    su santo nombre y
    su rostro resplandeciente, restaurado sobre sus hombros: en donde Él derramaría cada lagrima nacida de su corazón afligido, lastimado, por culpa de la maldad de Lucifer en el cielo con los ángeles y en la tierra con las familias de las naciones.


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