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Sábado, 31 de Marzo, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
En esta Semana Santa nuestro amor, gozo, alegrías y celebraciones son para nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo que nos han entregado una salvación bendita, redimiéndonos de todo mal, enriqueciéndonos
así grandemente a
cada hora para conocer solamente de las glorias de su vida eterna. Feliz Semana
Santa a todas nuestras familias hermosas de toda nuestra gran América, en el nombre de su Hijo Jesucristo, se lo pedimos a nuestro Padre celestial y a su Espíritu Santo.
(Deseamos, además, expresar nuestras condolencias, amor y oraciones a las familias de las sesenta y ocho víctimas que perdieron sus vidas en accidente carcelario de una comandancia policial de Venezuela. Nosotros seguiremos pidiendo al Padre celestial,
en el nombre de su Hijo Jesucristo, que bendiga grandemente a cada una de las familias afectadas por éste terrible accidente, y que sean consolados en todo momento por la gracia, misericordia, verdad y justicia divina derramada sobre el monte santo de
Jerusalén. Y que pronto los volverán a ver a los suyos en la gloria celestial, llenos de las bendiciones de su Hijo Jesucristo y de su Espíritu Santo.
También, recordamos con mucho amor a las víctimas de ese fuego terrible que sucedió recientemente en Rusia, en uno de sus mercados del pueblo, en donde fallecieron algunos de sus ciudadanos que casi todos eran niños, desafortunadamente. Nuestras
oraciones son para las familias y amistades de los desafortunados, como los críos inocentes, porque nuestro Padre celestial los ha recibido en el paraíso, por amor a su Hijo Jesucristo, quien murió por sus pecados, salpicando su sangre redentora sobre
sus almas eternas, para luego resucitar con vida eterna y así todos ellos sean
bienvenidos en su nuevo reino angelical. ¡Amén!)
BAUTIZADO, VIVES SIN PECADO: GOZANDO SANA DOCTRINA: ENRIQUECIENDOTE SIEMPRE:
Ahora, nuestro Padre celestial había comandado a Moisés y a Israel de que se regresen de la frontera entre la tierra prometida y el desierto del Sinaí, por
el camino hacia el Mar Rojo, porque ellos nos estaban listos para poseer la tierra que Él les
había prometido a Abraham, Isaac y Jacobo. En este día, la casa de Israel falló en entrar en la tierra de Canaán, porque todos ellos creyeron en un reporte malo sobre la tierra que nuestro Padre celestial había escogido, para que sea su dulce hogar
para vivir con sus hijos, amándolo eternamente: porque diez de los doce espías regresaron, creyendo que era imposible conquistarla para Él y sus hijos.
Además, los israelitas decían que sus mujeres e hijos iban a ser los esclavos
de las gentes de la tierra que ellos estaban supuestos a conquistarla, porque sus enemigos eran numerosos y gigantes, formando ejércitos superiores a ellos militarmente, por
ende imposible de derrotarlos en batalla y, por lo tanto, todos decidieron que mejor era regresar a Egipto inmediatamente para bien de todos. Esto fue algo que nuestro Padre celestial no esperaba oír de los israelitas jamás, ya que Él les había
manifestado de sus muchos poderes de su santo nombre sobre los egipcios y Faraón, que habían salido con su ejército para regresarlos a Egipto como esclavos, porque pensaba Faraón que les podían servir a él y a los egipcios por muchos años más.
Sin embargo, nuestro Padre celestial deseaba entrar en Canaán, manifestando no
solamente las nuevas glorias de su santo nombre, al conquistarla, y así establecer su altar de Abraham e Isaac, en donde Él derramó toda su doctrina sana sobre Isaac, como
su palabra perfecta para un mundo perfecto por venir mundialmente, pero igualmente para quedarse a vivir con ellos finalmente una eternidad. Puesto que, nuestro Padre celestial había sacado a Israel del cautiverio egipcio, para que asciendan sobre el
monte santo de Jerusalén, en donde todos ellos entrarían al Lugar Santísimo finalmente, bautizados en el Espíritu Santo, para manifestar sus muchas glorias del Juramento a Isaac, que Él necesitaba que las familias de las naciones conozcan y así
sean bendecidas postreramente.
Por cierto, nuestro Padre celestial había hecho que Israel nazca en el cautiverio egipcio con su Juramento a Isaac, para que Él finalmente acercarse a las familias de las naciones, que habían fallecido sin conocer de su santo nombre fuego, ni menos
ellos habían sacrificado corderos para derramar la sangre expiatoria, cubriendo sus pecados, para Él perdonarlos completamente de todo pecado eternamente. Por eso, es que nuestro Padre celestial había estado con toda la casa de Israel en el cautiverio
egipcio por cuatrocientos años, para que entonces Él pueda poner su Juramento
a Isaac a trabajar con las familias de las naciones antiguas, que necesitaban remover sus pecados algún día, para venir a ser parte de su reino venidero, de su perfecta
voluntad mundialmente.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba expiar, y extraer, cada pecado que cada hombre, mujer, niño y niña había cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en sus vidas terrenales y junto con sus hijos de generaciones
futuras igualmente, para que entonces Israel abandone finalmente toda cautividad, conquistando su altar en Canaán para salvación eterna de todos universalmente. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba derrotar no solamente a Faraón y a su ejé
rcito desafiante de su voluntad a que sus hijos abandonen todo cautiverio por Canaán, en donde lo honrarían a Él grandemente, cuando Israel ascienda el monte Sión, cumpliendo con su verdad y justicia, y así su reino venga a Israel, pero igualmente
manifestar su Juramento a Isaac mundialmente.
Por eso, es que nuestro Padre celestial necesitaba a toda la casa de Israel, que abandone el cautiverio egipcio con los pecados de todas las familias de las
naciones antiguas, para tirarlas por los poderes del Juramento a Isaac en el Mar Rojo, destruyé
ndolos eternamente, para que sus hijos conquisten a Canaán finalmente y así su perfecta voluntad se manifieste universalmente. Dado que, cuando toda la casa de Israel haya alcanzado el monte Sión, en donde su santo nombre fuego ha
sido establecido en
Israel eternamente, entonces su Juramento a Isaac derramara cada palabra de su nueva creación, creando milagrosamente su nuevo reino, en donde su perfecto Espíritu será obedecido por sus hijos, para jamás conocer el pecado nuevamente en la eternidad.
Divinamente, nuestro Padre celestial tenía que haber derramado ya su Juramento
a Isaac sobre el monte Sión, descansando sobre el Moriah, para que los hijos de Abraham nazcan en el cautiverio egipcio con su Juramento, llevándolo así a
las familias de
las naciones antiguas, recogiendo pecados, para que su palabra viva se manifieste sobre el monte santo en Canaán, destruyendo pecados mundialmente, siempre. Dado que, únicamente cuando Israel alcance la cima del monte Sión, en donde nuestro Padre
celestial ha derramado ya su Juramento a Isaac para que su perfecta voluntad se
manifieste en Israel y en las familias de las naciones mundialmente, que es su palabra creadora, entonces empezaremos a ver nuevas glorias de su creación en las naciones
nunca antes vistas por ángeles.
Sin embargo, para que esto suceda, entonces toda la casa de Israel tiene que haber renacido del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, porque cuando sean bautizados finalmente del agua y del Espíritu Santo entonces ellos
habrán abandonado
toda impureza únicamente para que la voluntad perfecta del Padre se manifieste
mundialmente, empezando primeramente en Canaán de nuestros días. Porque así como nuestro Padre celestial hizo que los hijos de Abraham nazcan cautivos en Egipto con su
Juramento a Isaac, alcanzando así familias de naciones antiguas para expiar sus pecados, lanzándolos al Mar Rojo: sin embargo, ahora nuestro Padre celestial tiene que manifestar todo su Juramento nuevamente sobre el monte Sión en Israel, para que su
nuevo reino se manifieste mundialmente instantáneamente.
Éste es el nuevo reino que viene sobre la tierra, creando nueva tierra con nuevos cielos gloriosos, manifestando finalmente la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial, en donde el pecado falla en existir como en el viejo cielo y en la vieja tierra
igualmente, porque ahora únicamente su palabra de su corazón santísimo y con
vida eterna en sus hijos, existirá una eternidad. Por eso, es que es importante que todo Israel se bautice en agua y en el Espíritu Santo sobre el monte santo de Jerusalén
y su Lugar Santísimo, en donde nuestro Padre celestial finalmente recibirá a todos como sus hijos continuamente nacidos del Espíritu Santo así como Isaac nació, trayendo vida a un mundo agonizante para que su humanidad entera viva, perpetuamente
enriquecida.
Ya que, cuando cada hombre, mujer, niño y niña nace del bautismo en agua y del Espíritu Santo, entonces esa alma viviente vuelve a nacer como cuando del vientre de su madre y llena de agua como feto, desarrollándose como embrión y
finalmente a los
nueve meses cumplidos entra en el mundo, pero con relación al pecado de sus padres eternamente. Porque Adán y Eva pecaron en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo cuando ambos comieron, engañados por la serpiente
antigua del Jardín del Edén, del árbol de la ciencia del bien y del mal, que
nuestro Padre les dijo que jamás coman de él, porque morirían al fin, si no le obedecen, separándose de su amor.
Ciertamente, ésta muerte seria que ambos se separarían de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque cesarían de ser sus hijos al ellos renacer nuevamente, comiendo del fruto prohibido, separándose así ellos y sus
hijos por nacer de su
amor eterno, por ello, tenían que abandonar el paraíso y sólo hasta que regresen a su amor paternal, renaciendo del Padre celestial. Por ende, Adán y Eva descendieron al mundo desde el paraíso, porque ambos tenían que regresar al polvo de donde
fueron tomados cuando nuestro Padre celestial con lodo en sus manos, cubrió sus almas vivientes nacidas de su imagen y de su alma santísima, haciéndolos así humanos para amar, servir y alabarle a Él y a su santo nombre sobre la tierra, eternamente.
Por eso, es que tú con los tuyos, incluyendo amistades de alrededor del mundo,
están viviendo hoy en día en la tierra, porque tú habrás renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu
Santo para postreramente renacer de su imagen por el poder del Espíritu Santo del Lugar Santísimo como hijo legítimo. Por ende, cuando uno es bautizado en agua al invocar la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo,
entonces aquella persona es renacido del agua en la tierra, que puede ser una bañera, piscina, río, lago o playa cercana al sumergirse en ella, que es un vientre llena de agua como el de su madre, renaciendo nuevamente.
Y esto es así como cuando uno nació del vientre de su madre y llenó de agua,
que nueve meses después vino al mundo como un bebe listo para convertirse en una persona adulta, bien, así es como cuando uno se bautiza en agua, invocando
al Padre, al
Hijo Jesucristo y al Espíritu Santo, renaciendo, pero sin relación al pecado,
esta vez, perpetuamente. Además, tú no necesitas tener a nadie contigo al tú
volver a nacer del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, porque los únicos que
tú verdaderamente necesitas son nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo para renacer de su imagen, como en el cielo inicialmente, para que tú entres a la vida con perfecta santidad eterna.
Ahora, si tú decides bautizarte en agua con otros, entonces eso está bien con
nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque ya sea
que tú lo hagas solo o con otros no importa realmente, lo que importa aquí en
la tierra y en
el cielo, es que tú cumplas con toda verdad y justicia hacia toda la eternidad
venidera. Porque cuando tú renaces de un cuerpo de agua como la bañera en tu casa, el río, la piscina o la playa cercana entonces tú estarás renaciendo de ese cuerpo de
agua como del vientre de tu madre y llenó de agua igualmente, pero sin relación al pecado de Satanás, maldiciones, pobreza, enfermedades y el infierno—tú postreramente serás libre del mal enteramente.
Ya que, éste es el nuevo nacimiento que nuestro Padre celestial te ha entregado a ti con todos los tuyos y amistades de alrededor del mundo, porque al tú renacer del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y
del Espíritu Santo, entonces tú renaces relacionado con su perfecta santidad e inmortal y sin pecado, perpetuamente. Por lo tanto, tú habrás regresado al paraíso, llenó de su amor infinito, para jamás conocer el pecado nuevamente,
porque tú ahora
serás tan perfecto y santo así como siempre ha sido Él en la gloria celestial con su Hijo Jesucristo, con su Espíritu Santo y con sus ángeles, entonces tú vivirás abundantemente su vida que te ama eternamente, conociendo
siempre riquezas
inagotables.
Puesto que, la vida que nuestro Padre celestial te entregó ya, junto con tus amados y amistades, es su misma vida santísima jamás tocada por el pecado, por ende, está lista para tú vivirla con Él y sus huestes angelicales una eternidad entera,
empezando ya: pero tú tendrás que haber renacido ya del bautismo en agua: sin
relación alguna al pecado eternamente. Por ende, toda la tierra es así como el mismo vientre de tu madre, en donde tú renacerás de ella, invocando la perfecta santidad de
su nombre, su Hijo y su Espíritu Santo, porque tú tienes que renacer del vientre del mundo para regresar al paraíso y a la Nueva Jerusalén angelical, en donde todo su amor bendito espera por ti, como siempre.
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