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    Sábado, 17 de Agosto, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    CANAÁN LIBRE de SATANISMO: ENRIQUECE toda VIDA ETERNA en ISRAEL y en las NACIONES en estos días:


    El día llegó, cuando nuestro Padre celestial estaba listo para establecer su vida eterna sobre la tierra, y Él llamó a Abraham a que abandone a su familia, pueblo y conocidos, por la tierra que Él le mostraría a él, porque allí Él le entregara a
    su hijo muy esperado, Isaac, trayendo su vida eterna consigo a su tierra escogida, Canaán. Y esta es la tierra que nuestro Padre celestial había escogido como la mejor del mundo, porque tiene consigo el maná y riquezas asombrosas apoyando su vida
    eterna no solamente en Él, pero en cada uno de sus hijos por una eternidad entera, y así, Él finalmente establezca su nueva tierra, nacida naturalmente de su corazón santísimo, en donde el pecado jamás existió.


    Visto que, esta es la tierra que nuestro Padre celestial ha escogido para manifestar su santo nombre fuego no solamente a Moisés para que Israel lo posea por siempre, pero igualmente las familias de las naciones, sobre su altar
    de su amor infalible para
    establecer su nueva tierra perpetuamente con sus hijos renacidos del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo. Ya que, esta es la tierra que nuestro Padre celestial ha escogido divinamente para manifestar su palabra viva, hablada por poderes
    del Espíritu Santo de boca de sus profetas que siempre envió a los hijos de Jacobo continuamente y sin cesar: Para que ellos regresen a Él en Canaán, renacidos del agua, invocando la perfecta santidad de su nombre.


    Considerando que, las palabras de vida que nuestro Padre celestial le entregó a Moisés junto con sus Diez Mandamientos solamente podían ser sostenidos por su Espíritu Santo que florece con el maná, emanando de la tierra de Canaán, y esto es solo
    posible por el bautismo de agua, para que lo entiendan, leyéndolo, y así, lo cumplan en su plenitud total siempre. Entendiendo que, siempre ha sido Canaán soportando no solamente su vida eterna pero igualmente su palabra viva que ha sido siempre
    hablada por Él mismo, como nuestro Padre celestial, desde la gloria celestial,
    para que sus profetas no solamente la lleven a sus hijos, y así, todos ellos lleven su voluntad perfecta, viviéndola cabalmente en su gloria cotidiana en la tierra, siempre.


    Por las razones que, fue importante para nuestro Padre celestial tener un convenio de vida con Abraham, comiendo del pan y vino sobre su Mesa santa, servida por su Hijo Jesucristo, como el rey de Salem y su Santidad Eterna, y así, Él tenga finalmente a
    su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, en Canaán. Comprendiendo que, el Hijo amado de nuestro Padre celestial no podía nacer en ninguna otra tierra del mundo entero, pero únicamente en Canaán,
    porque Canaán apoya su vida eterna y cada palabra viva derramada sobre Isaac tendido sobre el madero del monte Sion, descansando sobre el Moriah, floreciendo y tocando siempre a sus hijos de las familias de las naciones con salvación perfecta.


    Además, es Canaán que nuestro Padre celestial ha escogido para que sus hijos nazcan con su vida eterna de Israel, pero igualmente de todas las familias de las naciones, porque: Bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, ellos son renacidos de Canaán y de su vida eterna legítimamente, enriquecidos continuamente por sus tierras. Ya que, es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial que sus hijos renazcan del bautismo de
    agua y del bautismo del Espíritu Santo para ser parte de Canaán, y así, todos ellos sean uno con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo: Porque Él ya desciende finalmente a vivir en Canaán con sus hijos, para jamás abandonarlos por otra
    tierra.


    Entendiendo que, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a abandonar su familia y tierra junto con sus amistades por Canaán, porque allí Él le iba a
    entregar a su hijo muy esperado Isaac junto con todos sus hijos prometidos, viviendo en generaciones
    venideras, porque cada uno de sus hijos tiene que nacer en Canaán para entrar a su vida eterna, eternamente enriquecido. Sin embargo, si sus hijos nacen en tierras lejanas, entonces, Él les dijo, que por donde sea que vayan por las naciones: Él será
    su santuario, y esto es sólo posible bautizados en agua, invocando la perfecta
    santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, ellos renacerán en Canaán instantáneamente con vida eterna, convirtiéndose en uno
    con Él
    perpetuamente.


    Es decir, también que por donde sea que ellos nazcan y vivan en las naciones de la tierra, entonces, por el bautismo en agua, ellos podrán renacer con Él,
    su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en Canaán, su paraíso moderno, viviendo su vida eterna,
    establecida allí por una eternidad entera, ya que es aquí, en donde su dulce
    hogar estará establecido infinitamente. Aquí es cuando, aquellos bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo,
    entonces, ellos no solamente habrán sido integrados como parte de Canaán junto con nuestro Padre celestial y su corazón santísimo, que es el corazón de la tierra, como su nueva tierra, creciendo, pero igual, sus riquezas cotidianas les pertenecen a
    ellos siempre, eternamente.

    Aquí es cuando, no solamente han renacidos todos en la vida eterna de Canaán,
    cuando fueron bautizados en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente, sus propiedades vienen a ser parte de
    Canaán, para que la bendición cotidiana de Canaán pase por todas las cosas continuamente, enriqueciéndolo todo grandemente para siempre. Es decir, que sus casas, tierras y barrios, incluyendo sus comunidades junto con sus lugares de trabajo, como sus
    oficinas, y aun escuelas, colegios, universidades serán integradas a Canaán, para que la bendición de vida eterna fluya por todos ellos para que nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo con sus ángeles los visiten
    eventualmente con poderosas bendiciones cotidianas.

    Es decir, que todo lo que le pertenece a todo hombre, mujer, niño y niña será integrado a Canaán, porque aquellas personas han renacido junto con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo y con todo Canaán, que empezaran a ser
    bendecidos todos ellos con su misma vida eterna por toda la tierra, y en la gloria celestial perpetuamente. Porque nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo junto con todas las huestes angelicales y la tierra de Canaán misma han
    venido a ser uno, que es el bautismo en agua, para bendiciones de vida eterna, establecida en Canaán, el altar de Abraham e Isaac, bendiciendo siempre aquella persona por toda la tierra, y en la gloria celestial para siempre.

    Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba tener a Abraham sacrificando tres carneros sobre la roca de salvación con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar, salpicados con sangre expiatoria, llevándolo todo por
    el desierto del
    Sinaí finalmente para descender al Valle de los huesos secos, derrotando a Satanás y la muerte sobre la puerta del infierno para siempre. Ya que, nuestro
    Padre celestial necesitaba tener su vida eterna no solamente salpicada a la puerta de la Ciudad de
    Jerusalén, pero igual, la puerta del infierno, porque su Hijo Jesucristo viviendo su vida eterna victoriosa junto con el Espíritu Santo sobre Satanás y la muerte en Canaán, entonces él fue clavado a sus hijos, regresándolos así a Él, eternamente
    bendecidos, para jamás ser derrotados nuevamente.

    Puesto que, esta es la vida que nuestro Padre celestial tenía en mente para sus hijos, que ha derrotado a Satanás junto con los ángeles caídos y la muerte, y así, Él enriquecer a todos ellos de Israel y de las familias de las
    naciones con riquezas
    que solamente emanan de su corazón santísimo y de Canaán, su dulce hogar, por una eternidad entera. Ahora, para que esto sea posible, entonces, nuestro Padre celestial tuvo a los hijos de Abraham naciendo en el cautiverio egipcio con el Juramento a
    Isaac, que Él había derramado sobre su único hijo Isaac yaciendo sobre el madero del monte Sion, descansando sobre el Moriah, y así, Él hacer su voluntad perfecta en la tierra, así como en el cielo con los huestes angelicales.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba a los hijos de Abraham recogiendo pecados del mundo entero del pasado, del presente y del futuro, llevándolos a todos ellos con Israel antiguo no solamente al Día del Juicio, en donde Él juzgara cada pecado
    con perfecta justicia, pero, más bien, al bautismo en agua, abandonándolos en
    el Mar Rojo, para jamás acordarse de ellos. Además, nuestro Padre celestial necesitaba llevar a Israel antiguo al bautismo del Mar Rojo, porque es aquí, en donde Él los
    lavara de sus pecados, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, abandonando así la carne pecadora por la carne sagrada, en donde Él ejecuta su perfecta voluntad de perdonar el pecado para siempre.


    Definitivamente, este es el Juramento a Isaac, en donde nuestro Padre celestial
    ha juzgado cada pecado que no solamente Adán y Eva habían cometido en contra de Él en la gloria celestial, como en el paraíso, pero igual, para los hijos de las familias
    de las naciones, y así, ellos entren instantáneamente a la vida eterna, eternamente justificados, pero bautizados en agua solamente primero. Es decir, que tomó a Israel antiguo del cautiverio egipcio al bautismo de agua del Mar Rojo, porque invocando
    la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, Israel renació de la carne sagrada y del Espíritu Santo, llevando su perfecta voluntad por todo el desierto del Sinaí para ser finalmente ciudadanos de Canaán
    perpetuamente.

    Por ende, en el bautismo de agua del Mar Rojo, nuestro Padre celestial no solamente pudo bendecirlos a todos ellos con poderes del Juramento a Isaac, recibiendo la carne sagrada y el Espíritu Santo, llevando su perfecta voluntad
    para ser ciudadanos legí
    timos de Canaán, pero igual, a gozar de riquezas, paz y gloria que Canaán entrega ya a sus ciudadanos de la gloria celestial. Por eso, cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones renacidos, sumergiéndose en un cuerpo considerable
    de agua, como la bañera del hogar, piscina, río o playa, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, ellos habrán renacido en Canaán instantáneamente, viviendo ya la vida eterna de Canaán, que ha
    derrotado la muerte eternamente.


    Por esta razón, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a abandonar su familia, su pueblo y amistades para vivir en Canaán, porque su hijo Isaac iba a nacer del vientre estéril de Sarah con su vida eterna junto otras bendiciones importantes, que
    solamente pueden ser apoyadas por el maná de Canaán, que alimenta la vida eterna siempre por el mundo entero. Por ende, nuestro Padre celestial llamó a Abraham hacia Canaán, porque Él estaba listo para tener no solamente a su Hijo Jesucristo nacido
    como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, pero igual, sus hijos prometidos con su Juramento a Isaac, que es su perfecta voluntad, para destruir a Satanás y la muerte, empezando en el corazón de la tierra vieja.

    Es decir que: con el Juramento a Isaac, nuestro Padre celestial ha pasado su veredicto en contra de cada pecado de las familias de las naciones, que ellas hayan cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, que puede aplicar a cada
    hombre, mujer, niño y niña renacido del bautismo en agua, resultando, como ciudadano legítimo de Canaán instantáneamente. Ahora, nuestro Padre celestial necesita a cada hombre, mujer, niño y niña bautizado en agua, invocando la santidad perfecta
    de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque renacidos del agua, entonces, ellos renacerán del Lugar Santísimo del monte santo de Jerusalén, en Canaán, y así, ellos empiecen a vivir bendiciones cotidianas de su vida eterna, guiá
    ndolos hacia riquezas siempre crecientes cada día.


    Visto que, nuestro Padre celestial necesita a sus hijos de Israel y de las familias de las naciones, viviendo ya su vida eterna nacida en Canaán, como cuando su Hijo Jesucristo nació del vientre virgen de la hija de David, por poderes del Espíritu
    Santo no solamente para derrotar a Satanás y sus maldades junto con la muerte,
    pero igual, conquistar nuevas riquezas siempre mundialmente. Ciertamente, cuando nuestro Padre celestial bautizó a Israel antiguo en el Mar Rojo, entonces, ellos fueron
    hechos hijos legítimos, renacidos, abandonando la carne pecadora por la carne sagrada llena de su perfecta voluntad, que ya ha juzgado todo pecado, pero igualmente, otorgándoles ciudadanía para vivir en asombrosas riquezas de Canaán, viviendo así su
    vida eterna, como en la gloria celestial por sus huestes angelicales.


    Considerando que, la vida eterna de nuestro Padre celestial solamente puede ser
    nutrida por las riquezas cotidianas de Canaán, que emanan continuamente, cuando la gente vive allí, como los hijos de Abraham, por ejemplo, pero únicamente si ellos han
    renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad del nombre del Dios de Abraham, del Dios de Isaac y del Dios de Jacobo. Visto que, fue en Canaán, en donde nuestro Padre celestial le dijo a Abraham que contase las estrellas del cielo arriba,
    porque así de numerosos son los hijos entregados a él, por el vientre estéril de Sarah su esposa, por el Espíritu Santo, naciendo en Canaán con el
    Juramento a Isaac, que es su perfecta voluntad, enriqueciéndolos diariamente a
    ellos una eternidad
    entera.


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